La pandemia: arma política para imponer regímenes de vigilancia.

En un extenso pero interesante análisis acerca de la actual pandemia del covid19. El filósofo surcoreano Byung-Chul Han hecha algo de luz al oscuro panorama que se ve venir. 

Sostiene que el efecto más crudo de la actual pandemia además de las cantidad de muertos, será un escenario de biovigilancia en el que la sociedad que conocemos caerá. 

El filósofo coreano que realizó sus estudios en Alemania, país en el que actualmente vive, tiene el temor de que la pandemia sea un arma política, para que se impongan  regímenes de vigilancia y cuarentenas biopolíticas, pérdida de libertad, fin del buen vivir o una falta de humanidad generada por la histeria y el miedo colectivo.

Más allá de las configuraciones filosóficas que se pueden realizar en torno a esta pandemia y los posibles escenarios que encontraríamos cuando todo esto acabe(si es que termina), es importante ver con claridad aquello que menciona Han, eso de las cuarentenas biopolíticas que definitivamente es un 

concepto que llama poderosamente la atención, y no precisamente por la rimbombancia del término, más bien porque esto ya está ocurriendo en menor escala y como una especie de prueba de ensayo y error para determinar las medidas sanitarias de restricción para contener el avance de algunas enfermedades.

La muerte no es democrática. Asegura Han en las definiciones que proyecta para el mundo en la post pandemia.

La vida y la muerte están estrechamente relacionadas con el status social, es decir, si uno es pobre, su expectativa de vida se acorta. Esto no es ningún 

descubrimiento y tampoco lo es que, si uno tiene un estatus social elevado, las posibilidades de vivir una vida plena y saludable es mucho más probable.

Cuando Han hace referencia a la muerte y la democracia, habla directamente de aquellos que no tienen la posibilidad de guardar cuarentena en su casa y realizar teletrabajo. Lógicamente personal industrial, operarios de máquinas no lo pueden hacer, pero el millonario va a su casa de campo y así se escapa(momentáneamente)de la muerte.

La pandemia no solo es un problema médico, también es social. Han pone de ejemplo a Alemania, un país que no tiene muchos muertos y esto se debe a que en el país bávaro no existe una diferencia social importante.



Con la pandemia nos dirigimos hacia un régimen de vigilancia biopolítica.

No solo nuestras comunicaciones, sino incluso nuestro cuerpo, nuestro estado de salud se convierten en objetos de vigilancia digital. El choque pandémico hará que la biopolítica digital se consolide a nivel mundial, que con su control y su sistema de vigilancia se apodere de nuestro cuerpo, dará lugar a una sociedad disciplinaria biopolítica en la que también se monitorizará constantemente nuestro estado de salud”.

 

Con esto Han demuestra su escaso optimismo de cara a un futuro que parece estar comprometido seriamente. La importancia de mantener un nivel de vida bueno o excelente, queda suprimido por mantener la salud, dejaremos de buscar vivir bien para pasar a buscar mantenernos con vida. Continuamente estaremos en un estado de guerra y parece que los próximos años serán cada vez peores. 

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